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Varios siglos antes de que las grandes pirámides de Giza fueran una realidad, hubo una gran mujer, esposa y madre de reyes, que posiblemente dirigió los destinos egipcios en los mismos albores de la unificación del país: la reina Meritneit, amada de Neit.

Si bien la sociedad egipcia nunca fue especialmente machista (sobretodo si la comparamos con otras sociedades de la época) y conocemos varias mujeres que tuvieron títulos importantes y cierto grado de poder, es cierto también que si se listan las mujeres que lograron gobernar Egipto por derecho propio, en 3000 años de historia solo surgen unos pocos nombres, de los cuales sin duda Cleopatra VII y Hatchepsut son los más conocidos. Sin embargo hubo otra mujer que posiblemente dirigió los destinos egipcios en los mismos albores de la unificación del país: la reina Meritneit, amada de Neit.

Como es frecuente con los personajes históricos de esta época, se sabe más bien poco y nada de esta reina perteneciente a la Dinastía I y que vivió alrededor del año 2900 a.C. Para algunos historiadores, fue esposa del rey Djet y madre del rey Den. Para otros, estuvo casada con el rey Djer y los reyes Djet y Den fueron sus hijos. Sea como fuere, si surge un acuerdo: el reinado de Djet fue próspero pero relativamente breve, de unos 10 años, y a su muerte le sucede Den… pero siendo solo un niño, era muy joven para gobernar, por lo que Meritneit toma las riendas del país recientemente unificado como regente de su hijo hasta su mayoría de edad.

Lamentablemente no existen pruebas directas e inequívocas sobre esta regencia, pero si hay varios indicios que lo indican. Un sello encontrado en la tumba de Den, y que lista cronológicamente todos los reyes desde Narmer hasta él mismo, la menciona como su madre y la asocia a él. Considerando que estos son listados cronológicos de reyes su mención en ellos indica que, por lo menos durante el reinado de su hijo, Meritneit fue vista con ciertas prerrogativas reales diferentes a las de una simple reina consorte.

Su tumba en Abydos también nos habla del poderío que llegó a ostentar. Conocida como la tumba Y de la necrópolis Umm el-Qaad, está localizada un un sector reservado exclusivamente a reyes. Sus dimensiones y el número de enterramientos secundarios (durante esta dinastía los enterramientos reales se acompañaron con sacrificios, tanto animales como humanos; esta práctica sería luego abandonada) rivalizan a los de cualquier otro rey, y de hecho cuando Petrie la descubrió en 1899 pensó que estaba frente a un nuevo rey.

Reconstrucción de la tumba Y de Umm el-QaadChristine Barratt
Reconstrucción de la tumba Y de Umm el-Qaad. 41 enterramientos secundarios rodean un muro perimetral de 34×26 metros. Dentro dos estelas (actualmente conservadas en los museos de Louvre y El Cairo) identifican a la difunta con el nombre de Meritneit.
Ilustración de Christine Barratt en Spencer, A.J. (1993) «Early Egypt». British Museum Press.

Fue sobrevivida por su hijo Den, quien tuvo un largo y próspero reinado y se convirtió en el primer rey en ostentar el que luego sería el principal título de los reyes egipcios, el nswt-bity, «Rey del Alto y Bajo Egipto». Debieron pasar unos 1000 años para que otra mujer, Sobekneferu, pudiera brevemente gobernar Egipto, aunque esta vez ya con la titulatura completa que caracterizó a los faraones.

Bibliografía selecta

  • Baker, D. D. (2008). Encyclopedia of the Pharaohs. Cairo: AUC Press.

Portada: pintura de Christiane Vleugels.